En cada persona de la PUCP que nos inspira, hay un propósito que queremos compartir y celebrar. Cada miembro de nuestra comunidad nos ayuda a crear y llevar conocimiento dentro y fuera de la Universidad.
La Ruta de la Memoria fue una actividad convocante, efectiva y necesaria que logró generar un espacio para la vivencia del duelo en comunidad dentro de la PUCP. El duelo es una experiencia difícil que a menudo se vive en solitario, por lo que tener un espacio para compartirlo con otros es invaluable. Es alentador ver cómo diferentes actores de la comunidad universitaria se unieron para crear y participar en esta actividad, lo cual refleja una gran cohesión y compromiso en nuestra comunidad.
La diversidad de mensajes y dedicatorias en las Urnas de la Memoria muestra que la actividad logró cumplir su objetivo de proporcionar un espacio para la vivencia del duelo en comunidad. Además, el hecho de que diferentes miembros de la comunidad universitaria se acompañaran en silencio o conversando sobre el tema y expresando su sentir en alguna acción colectiva es una muestra de la importancia de estos espacios para procesar la pérdida y fomentar el sentido de comunidad.
La parte final de la actividad central fue particularmente potente y conmovedora. La recepción de las urnas y el encuentro con otras y otros miembros de la comunidad, compartiendo el silencio y el recuerdo fue muy potente. Hubo mucha expresión de afecto, de contención de unos a otros y de compartir lo vivido durante la pandemia.
El tema del duelo fue acogido con entusiasmo, respeto por la diversidad y cuidado por todas y todos los miembros de la comunidad PUCP que participaron. La participación activa, consistente y generosa de las unidades que gestaron la Ruta de la Memoria fue inspiradora y fue, en sí misma, un espacio que fomentó el sentido de comunidad. Siendo así una oportunidad de atravesar este proceso en conjunto, sosteniéndonos y acompañándonos.